Pensaba
empezar la entrada con una retahíla de beneficios del juego,
pero todo lo que me contestaba Google y mi hemeroteca cerebral era
relativo a los primeros años de vida y a la infancia en
general.
Pero, ¿por qué sólo para niños? Si nos pasamos toda la vida jugando o viendo
jugar.
El
joven que no ordena caramelos con el móvil durante el trayecto
de metro está viendo un partido de fútbol e incluso
apostando el resultado de éste. El hombre que no va al bingo, echa la primitiva cada jueves, o si no, lanza la pelota a su perro
para que se la devuelva. O contesta al presentador de un concurso
cuál es la respuesta correcta desde el sofá. O pide
vidas para el juego de turno por Facebook.
Porque
nos distraemos de lo cotidiano. Porque nos sentimos mejor al pasar de
nivel. Porque nos reafirma ganar al adversario. Sea por lo que sea,
el juego está presente en nuestra vida independientemente de
la edad que se tenga.
A
mi, mi padre me prometía jugar conmigo a las cartas Uno o a la
consola siempre y cuando hubiese terminado los deberes antes. El
juego era la recompensa, el placer que sucedía al deber.
Sin
ánimo, ni muchos menos, de hacer del aula un salón
recreativo, muchísimas cosas que nos han enseñado en
clase a lo largo de la vida, podrían haberse hecho a través
del juego. Más de las que creemos. Podríamos habernos
ahorrado muchas ristras de cuentas asesinas (como diría
Manolito Gafotas) a cambio de algún dominó cuyo requisito para
colocar una ficha sea calcular el resultado de una operación.
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Ilustro para los que os cueste imaginarlo |
A
favor de mis profesores de la recién estrenada Logse de los
90, diré que no existía esta facilidad de acceso a
Internet con la que contamos hoy en día. Google se fundó
a finales de siglo. Lo más puntero de la época era
ponernos un VHS en clase de Érase el cuerpo humano o el ya
citado Magic English.
Dicho
esto, procedo con mi propuesta aplicada a la clase de E/LE, que es el
cometido de este blog que a bien he tenido elaborar.
En Internet hay un océano sin orillas de webs que recopilan
juegos adaptados, incluso (para la inmensa suerte de todos los que
nos dedicamos o nos vamos a dedicar a esto) creados especialmente
para la práctica de un tema en particular: conjugar verbos, practicar
vocabulario específico o trabajar temas culturales.
Hay
ideas geniales recopiladas en el blog Rincón del Profe de Ele:
Mi
granito de arena a esta gran colección de juegos, es un juego
de mesa que compile todo lo anterior, una especie de popurrí
de todo lo que se puede trabajar a lo largo del tema de un libro.
Tiene
una explicación: jugar durante un rato a una oca dedicada
solamente a conjugar verbos en presente de indicativo puede resultar
ameno pero cuando llegues a la tercera tirada de dado, repetitivo y
aburrido. Al final deja de ser un juego para el alumno y
se convierte en un ejercicio más del libro, como
pueda ser el de rellenar huecos en frases.
A
modo de trivial, cada casilla en el tablero será de un color y
cada color en las tarjetas un tema o materia diferente, pero siempre
relacionada con lo que hemos trabajado recientemente en clase o estamos trabajando en este momento.
Aquí
entra en juego (nunca mejor dicho) el grado de implicación del
profesor, que debería actualizar las preguntas en función
de lo que están tratando en el aula.
Aquí
va un ejemplo de una tarjeta con los posibles temas por colores:
Y un tablero:
Vocabulario:
con preguntas tipo Pasapalabra, que podemos acompañar de
imágenes según el nivel de la clase.
Gramática:
para practicar lo último que han aprendido en clase.
Comprensión
Oral: similar a la actividad de la entrada anterior, en la que
el alumno expresa (mediante palabras, dibujos, gestos...) lo que ha
entendido de un texto oral (poema recitado por el profesor,
canción...).
Cultura:
pregunta relativa a la literatura, geografía o cultura en
general española o hispanoamericana que hayamos tratado en
clase recientemente o consideremos de cultura general.
Expresión
oral: describir mediante palabras una imagen perteneciente a la
cultura española como pueda ser una fotografía o un
cuadro. (*No es necesario que acierten, por ejemplo, que el cuadro
es de Picasso, tan sólo que lo describan).
Trabalenguas:
para mejorar la pronunciación de fonemas “problemáticos”
para algunos extranjeros como el de la R o la C/Z.
El
sistema de puntuación va a gusto del profesor (hay gente
partidaria de la competición y gente que no). Yo propondría,
ya que es muy similar a Trivial, otorgar una ficha de cada color (a
modo de quesito) por cada casilla con respuesta acertada, hasta que
uno de los participantes obtuviera los 6 colores. También
podemos dar 2 puntos por cada respuesta correcta, 1 si ha estado
cerca de la buena respuesta y 0 en caso de respuesta errónea.
Puede
ser un buen complemento al libro de texto habitual, adaptando las
preguntas y pruebas a lo que se está trabajando en ese momento
en el aula.
Hala, ya
no tenéis excusa ;)
Etiquetas: ELE, juego, juegodemesa, preguntas, tablero, tarjetas, tool, trivial